Muito obrigado, Erasmus (IV)

Posted on 29 Novembre 2012

1


4. Conclusiones y conjeturas

 

 

A origem do absurdo é sempre a paradoxal, e por isso inesperada, vinculação de um objecto a um conceito que é, noutros aspectos, heterogéneo em relação a ele. Consequentemente, o fenómeno do riso significa sempre a apreensão súbita de uma incongruência entre un tal conceito eo objecto real pensado através dele e, por isso, entre o que é abstracto e o que podemos captar através dos sentidos. Quanto maior e mais inesperada for essa incongruência na apreesão da pessoa que ri, mais violento será o seu riso.

(O Mundo Como Vontade e Representação, Schopenhauer)

 

 

A lo largo de todo este ensayo, que ya toca a su fin, ha aparecido recurrentemente la expresión ‘experiencia erasmus’: va siendo hora de definir en qué consiste esta experiencia. El nombre del programa Erasmus, del cual soy directo beneficiario, procede del humanista Erasmo de Rótterdam (Desiderius Erasmus Roterodamus, 1446-1536), que debido a su labor de secretario del obispo de Cambrai, tuvo que realizar numerosos viajes por Francia, Italia, Bélgica e Inglaterra, es decir, por distintos países de Europa, lo cual nos ilumina sobre el por qué se bautizó el programa de intercambio europeo con su nombre. Para interés de este trabajo, cabe afirmar que Erasmo fue un auténtico ‘extraño’ en su tiempo, situación motivada por un hecho que convulsionó la Europa de aquella época: la Reforma protestante. Erasmo fue un extraño debido a su peculiar posición de humanista, que le granjeó las enemistades tanto de protestantes, que lo veían como un traidor a la causa, como de los católicos, que le acusaban de reformista por sus ideas librepensadoras. Este extrañamiento, como suele acontecer, tuvo graves consecuencias: en el caso de Erasmo, su obra entera se vio relegada a la lista de libros prohibidos.

Y no era para menos. Su obra ‘Elogio a la Locura’, según señala Peter Berger, fue aquella en que se presenta “quizá por primera vez, lo que podríamos describir como una concepción cómica del mundo en el sentido más completo de la palabra. Es la visión del mundo al revés, burdamente distorsionado, y precisamente por esto es capaz de revelar mejor que la visión convencional, directa, algunas verdades ocultas” (pág.55). Y aquello cómico, como ya es sabido, es peligroso para la realidad predominante y, en consecuencia, para el poder establecido. Pero, ¿por qué, exactamente?

El potencial subversivo de lo cómico proviene de su más profundo carácter dionisiaco, es decir, de su burla por el orden establecido, por la chanza que hace de la concepción del mundo apolínea que encarna el orden, la seriedad, la actitud exigida a quien se enfrenta a los deberes y preocupaciones de la vida cotidiana; y considero que esto es de profundo interés sociológico. Por supuesto, no en todos los tipos de comicidad se encuentra este poder subversivo (Berger proporciona distintas clases de humor, como la sátira, el ingenio, el humor blanco, la comedia, la tragicomedia, etc), si no que realmente la comicidad puede ostentar una actitud crítica, o, en cambio, simplemente de diversión o estética. El sentido cómico de la existencia, que en palabras de Schutz, podríamos denominar una ‘parcela finita de significado’, como lo son los sueños, el arte, el éxtasis y la pasión sexual, o la religión, de improviso surge a menudo en la vida cotidiana, esa realidad envolvente y absorbente que se presenta tal cual como la verdadera ‘vida real’, pero que, a pesar de esa presentación, por unos instantes es substituida, o mejor dicho, solapada, por estas parcelas finitas de significado, y se produce en el individuo un efecto de vislumbrar más allá dónde antes sólo veía la ‘vida real’.

El papel que juega el extraño en relación a esta dimensión cómica de la vida cotidiana mantiene sus raíces, precisamente, en su percepción de que la vida cotidiana no pasa de ser un ‘juego’ (en la definición anterior de Fernández Christlieb) que se desarrolla según unas pautas y unas reglas, pero sabiendo que ni unas ni otras son inmutables o eternas, si no realmente construidas por el ser humano, y por tanto, podrían ser diferentes: he aquí el elemento subversivo. No pretendo decir que el extraño sea siempre un papel subversivo o cómico (aunque muchos films hayan tenido como punto cómico la inserción de un extraño en un contexto cultural ajeno, con todos los malentendidos y confusiones que comporta). La figura del extraño1, de un modo parecido a las parcelas finitas de significado, cuenta con la posibilidad de no tomarse en serio las convenciones sociales, costumbres, tradiciones, normas, etc, que componen la vida cotidiana. Tanto la condición del extraño como la experiencia cómica de la vida cotidiana sitúan al individuo en el ‘umbral’. Evidentemente, es peligroso para el propio individuo quedar atrapado en una parcela finita de significado, porque el control social actúa sólidamente frente a las amenazas desestabilizadoras: al que siempre está riendo, se le tilda de loco, y al que dice que Dios le habla, también.

En todas las páginas precedentes, he señalado algunas situaciones referidas al papel de un extranjero en Portugal, mucho más particularmente, un catalán en Portugal. En todas ellas ─ los ‘falsos amigos’ en el idioma, la relación (un poco) tensa entre españoles y catalanes que coinciden estudiando aquí, la concepción del tiempo (reflejado claramente en los horarios de las tiendas o de las aulas) o la práctica primeriza de los quehaceres domésticos (limpiar, cocinar, la lavadora, etc) ─ no he procurado la comicidad, aunque es obvio que todas ellas pueden tener esa particular mirada del humor. Pongamos, por caso, el conflicto entre españoles y catalanes: ¿qué ocurriría si un chico catalán que ha venido a estudiar a Coimbra se enamorara de una chica de Madrid que está aquí en las mismas circunstancias? ¿No sería ésta una incongruencia? Por experiencia, no me equivoco si afirmo que todas las tensiones ‘España-Catalunya’ fluirían a través del humor. Soy de la opinión que este ejemplo es lo que Berger llamaría una ‘risa redentora’, incluso en un sentido religioso. Y por supuesto, sin olvidar el elemento de ‘guerra de clases, paz entre pueblos’.

Al fin, el absurdo del que habla Schopenhauer, las incongruencias a las que se refiere Bergsson, son algunas de las características que pueden definir la situación de un extraño, y que, aunque también poseen indudablemente un reverso amargo, favorecen una visión cómica de la experiencia humana.

5. Bibliografía

Bajtin, M. La Cultura Popular en la Edad Media y el Renacimiento, Alianza Editorial Cuarta Edición: 2005, Madrid

Berger, P. Risa Redentora Editorial Kairós, 1997 Barcelona

Berger, P et Luckman, La construcción social de la realidad, Buenos Ai9res: Amorrortu, 1976

Burke, P., Cultura popular en la Europa Moderna, Madrid, Alianza. 1978

Certeau, Michel de. La invención de lo cotidiano: I Artes de hacer Universidad Iberoamericana 2ª Ed. 2007, México

Conard Mark T. et al. A filosofia segundo Woody Allen Estrela Polar, 2008 Cruz Quebrada

Fernández Christlieb, P. La Sociedad Mental Anthropos Editorial, 2004 Barcelona

Veblen, T. La Teoría de la clase ociosa Ediciones elaleph.com

1 Es preciso puntualizar que, esta figura del extraño, no se limita en absoluto al extranjero; también son extraños aquellos que, por distintas razones, se encuentran fuera de su clase social, o los ‘homeless’, y hasta en cierto punto los homosexuales, o para entendernos, un sociólogo en una conferencia de economistas, o viceversa.